Geriatría veterinaria en Chamberí

Nuestra especialista en Geriatría Veterinaria en Chamberí con un paciente

Es un hecho que la función cognitiva empeora en los animales de edad avanzada. Existe un deterioro físico y mental a medida que la mascota envejece denominado Síndrome de Disfunción Cognitiva; lo que más suelen advertir los propietarios es que su animal está menos alerta, más lento o incluso indiferente frente a situaciones con las que anteriormente reaccionaba más.

Realizamos programas de control periódico con revisiones anuales que incluyen: Test de disfunción cognitiva, valoración oftalmológica, analítica general (sangre/orina), control de peso, valoración articular (cuadros de artrosis), estudios cardiovasculares, problemas de comportamiento, etc.

 Así, podemos detectar de manera temprana tanto aquellas patologías que tengan tratamiento, como las que inevitablemente están relacionadas con la edad y con el deterioro del sistema nervioso central; procurando hacerlas lo más llevaderas posible y mejorando la calidad de vida de la mascota y del propietario en la medida de lo posible.

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¿Qué conlleva el deterioro cognitivo de un animal en fases avanzadas?

Está directamente relacionado con el envejecimiento natural del cerebro. Este declive cognitivo se refleja en un deterioro tanto físico como mental que conlleva una serie de cambios en los animales afectados denominado Síndrome de Disfunción Cognitiva. Es una patología que afecta al sistema nervioso central y que aparece en animales geriátricos, relacionada principalmente con cambios de comportamiento sin más causa médica que el envejecimiento.

Podemos notar que nuestra mascota sufre pérdidas de memoria o tiene comportamientos erráticos y sin sentido (lo sacamos a pasear y parece desorientado, caza moscas imaginarias en casa, mira hacia un punto fijo, etc.). También hay algunos animales que sufren déficits de aprendizaje, es muy difícil corregir algo o enseñarle cosas nuevas a un animal senior.
Lo más común y fácilmente detectable por el propietario es la disminución del estado de alerta, normalmente asociado también a un empeoramiento de los sentidos del animal (vista, oído, olfato, etc). Todos los animales al envejecer sufren pérdida de visión y oído, y reducción de la respuesta a los olores.

Otros síntomas que podemos notar en nuestros animales son desorientación o relaciones sociales alteradas; son más reacios a interactuar con personas o con otros animales, pueden perder el hábito de juego, están más irritables o nerviosos, etc.

Hay una serie de pautas que se recomendarán en función de las alteraciones que padezca el animal, para mejorar la calidad de vida tanto de la mascota como del propietario.

 

¿Qué otras patologías están relacionadas con el envejecimiento animal?

Al igual que el cerebro envejece, también lo hacen el resto de órganos. Esto conlleva una serie de cambios en el cuerpo, algunos pueden ser fácilmente detectables por el propietario y otros no.

Los animales, al igual que los humanos, pierden capacidad sensorial y aunque su capacidad visual no es muy buena, ésta empeora más aún con la edad ya que entre otras alteraciones se producen cataratas que pueden producir ceguera y desorientación. También padecen sordera; a pesar de que tienen muy buen oído con la edad pierden capacidad auditiva y esto puede producir pérdida de interés por el juego, miedo o ansiedad, desconfianza…

Otra alteración muy habitual es la relacionada con el sistema músculo esquelético; todos los animales que envejecen padecen cierto grado de artrosis y distrofia muscular. Se disminuyen las respuestas a los estímulos, pierden capacidad de juego y puede haber dolor que se traduce en cojeras, vocalización, apatía e incluso pérdida de la propiocepción por la degeneración nerviosa.

Algunas enfermedades hormonales pueden producir distintos tipos de síntomas, que varían mucho unos de otros. Son frecuentes la polidipsia (beber mucho), la poliuria (orinar mucho), y/o polifagia (comer mucho); el cansancio, los problemas de piel como alopecias y picores, irritabilidad, estereotipias, etc.

También podemos encontrar síntomas relacionados con problemas renales (alteraciones urinarias como pérdidas de orina, micción infrecuente, aumento de la cantidad de orina, sangrado), problemas digestivos (vómitos, diarreas, cuadros neurológicos relacionados con problemas hepáticos), problemas cardiopulmonares (fatigas, tos, intolerancia al ejercicio, desmayos) y por supuesto, problemas relacionados con el envejecimiento del propio sistema nervioso central que pueden conllevar todo tipo de síntomas neurológicos, desde alteraciones en el comportamiento y estereotipias o irritabilidad, hasta crisis epilépticas y/o desmayos.

No podemos olvidar que la boca también se ve afectada por el envejecimiento. El esmalte de los dientes no es el mismo, y hay más tendencia a acumular sarro y a sufrir infecciones. Muchos animales mayores pierden piezas ya que se suele descuidar sus bocas hasta que empiezan a sufrir síntomas como halitosis, anorexia, irritabilidad, dolor, etc.